Quizás Nasr sea uno de los personajes reales más controvertidos y complejos de la novela "Mursiyya, el talismán del Yemení" (editorial Dokusou). Un secundario de lujo en el que se confunden los rostros de la bondad y la maldad. Un personaje bisagra cuyas relaciones con protagonistas y demás secundarios lo convierten en pieza principal e imprescindible de la novela. Pero veamos quién era.
Procedencia cristiana
Nasr Abul-Fath, que así es como se llamaba, era hijo de una importante familia de cristianos (su padre se llamaba Samuel), pero en una de las rebeliones que hubo contra el emir al-Hakam I en el año 818 d.C. fue capturado como represalia y esclavizado (previa castración) para el servicio de palacio.
Parece ser que para prosperar en palacio, Nasr se convirtió al islamismo y fue asignado a la custodia del harén, donde llegó a ser el primer guardián del mismo. Hay que tener en cuenta que los eunucos eran la mejor opción para la protección de los gineceos, aun cuando, tal y como mostramos en la trama de la novela, la castración parcial no impidiera las erecciones ocasionales u otras actividades eróticas con las mujeres del emir.
Parece ser que para prosperar en palacio, Nasr se convirtió al islamismo y fue asignado a la custodia del harén, donde llegó a ser el primer guardián del mismo. Hay que tener en cuenta que los eunucos eran la mejor opción para la protección de los gineceos, aun cuando, tal y como mostramos en la trama de la novela, la castración parcial no impidiera las erecciones ocasionales u otras actividades eróticas con las mujeres del emir.
Ilustración cortesía de Francisco Miñano Pellicer |
Como suele ocurrir con los conversos de cualquier creencia, Nasr odiaba profundamente a los seguidores de su antigua religión y tuvo su oportunidad de demostrarlo con los mártires cristianos de Córdoba. Una decisión que no le traería buenas consecuencias, como descubrirá el lector de "Mursiyya, el talismán del Yemení".
Su relación con el emir de al-Andalus
Como decíamos, en el palacio cordobés Nasr llegó muy alto, siendo uno de los jefes de los eunucos y ganándose el afecto del emir Abderramán II hasta el punto de convertirse en uno de sus pocos hombres de confianza. De ese modo Nasr llegó a acumular gran influencia sobre el gobernante de todo al-Andalus y algunas de sus decisiones estuvieron tamizadas por la mirada y opinión del cada vez más poderoso eunuco.
Ilustración cortesía de Francisco Miñano Pellicer |
Esto es, por tanto, todo lo que de momento tenemos que decir sobre Nasr.
Hasta la próxima entrada, queridos lectores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario